Era la noche del 5 de Febrero de 2004, me desperté en el hombro de mi tío que me llevaba cargada. Bajándome al primer piso de mi casa, donde vivía mi abuela, para mi fue algo extraño, pero el sueño me gano y seguí dormida.
Al otro día me desperté en el ultima habitación de la casa de mi abuela. En ese momento, si me cuestione el por qué me encontraba allí, salí de la habitación y le pregunte a mi abuela por qué yo estaba allí. Ella me dijo que a mi mamá había le habían dado contracciones y se habían tenido que ir a la clínica. Sentí un poco de emoción dentro de mi ya que al fin se iba a cumplir el sueño de tener un hermanito, ya que por 6 años había sido hija única.
Toda la mañana estuvo llena de llamadas sobre el estado de mi mamá. Recuerdo que llego una visita a la casa de mi abuela, de unos amigos muy cercanos de la familia de mi mamá. Durante la visita como al medio día llego mi mamá a la casa, con mi hermanito en brazos, y con su semblante un poco decaído. Y en ese momento fue cuando nos dijeron que al parecer mi hermanito sufría de síndrome de down. Yo en ese momento no sabia que era eso, yo solo me fije en lo lindo que era.
Los siguientes días fueron difíciles, ya que para mi mamá fue muy duro aceptar la condición de mi hermano. Mis padres desde que nació mi hermano me explicaron su condición, el porque él era un ser muy especial y nos cambiaría la vida.
Cuando nació Luka yo tenia seis años y cursaba 3º de primaria, ese año y 4º fueron unos años de transición muy complicados para mi ya que el proceso de aprender a compartir la atención, que durante seis años había sido solo mía, trajo ciertas consecuencias en mi nivel académico. Pero, que gracias a Dios y mis padres, supieron manejar la situación y superamos ese proceso de la mejor manera, haciendo que volviera a mi nivel académico.
Desde que Gian Luka nació, sin lugar a dudas mi vida cambio por completo. El se convirtió en mi razón de vivir, él ha sido el impulso en muchas de las decisiones que he tomado en mi vida, y me recuerda cada día que nada es imposible. Le doy gracias a Dios porque me dio un ángel y un eterno compañero. Y aunque no soy la mamá, he aprendido con él a desarrollar ese lado maternal y a ver la vida desde otra perspectiva. Creo que Luka llego a nuestra casa para darnos grandes lecciones de vida.
Toda la mañana estuvo llena de llamadas sobre el estado de mi mamá. Recuerdo que llego una visita a la casa de mi abuela, de unos amigos muy cercanos de la familia de mi mamá. Durante la visita como al medio día llego mi mamá a la casa, con mi hermanito en brazos, y con su semblante un poco decaído. Y en ese momento fue cuando nos dijeron que al parecer mi hermanito sufría de síndrome de down. Yo en ese momento no sabia que era eso, yo solo me fije en lo lindo que era.
Los siguientes días fueron difíciles, ya que para mi mamá fue muy duro aceptar la condición de mi hermano. Mis padres desde que nació mi hermano me explicaron su condición, el porque él era un ser muy especial y nos cambiaría la vida.
Cuando nació Luka yo tenia seis años y cursaba 3º de primaria, ese año y 4º fueron unos años de transición muy complicados para mi ya que el proceso de aprender a compartir la atención, que durante seis años había sido solo mía, trajo ciertas consecuencias en mi nivel académico. Pero, que gracias a Dios y mis padres, supieron manejar la situación y superamos ese proceso de la mejor manera, haciendo que volviera a mi nivel académico.
Desde que Gian Luka nació, sin lugar a dudas mi vida cambio por completo. El se convirtió en mi razón de vivir, él ha sido el impulso en muchas de las decisiones que he tomado en mi vida, y me recuerda cada día que nada es imposible. Le doy gracias a Dios porque me dio un ángel y un eterno compañero. Y aunque no soy la mamá, he aprendido con él a desarrollar ese lado maternal y a ver la vida desde otra perspectiva. Creo que Luka llego a nuestra casa para darnos grandes lecciones de vida.
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